Hoy, Memoria por Sebastián Moro

En el marco de la campaña de reclamo de justicia por la muerte de Sebastián Moro, ocurrida en el contexto del golpe de estado en Bolivia, invitamos a participar de este necesario homenaje su trayectoria periodística y calidez humana. Será el 19 de marzo a las 19:00 en el Espacio para la Memoria y los Derechos Humanos exD2.  

Sebastián Moro fue un querido compañero y periodista comprometido con su profesión y con las luchas por Verdad, Memoria y Justicia. Entre sus muchos trabajos destacamos los realizados con el equipo del Blog del Juicio en la cobertura de las audiencias por delitos de lesa humanidad y el seguimiento de los casos de violencia institucional de nuestra provincia.

Se expondrán trabajos de lxs artistas Ramiro Maroa, Mariano Mari, Andrés Guerci, Paula Casciani, Gustavo Guevara, Teke DellaPenna, Carolina Simón, Ayelén Bonelli, Mariposa Posa, Alicia Motta, Mauco Sosa, Mariana Baizán, Darío Manfredi, Sabina Murano Moro,  Brain Drain, Cristina Pérez y Bruno Cucusa.

Además, darán testimonio sobre el aporte periodístico de Sebastián Moro: Miriam Medina, Pablo Salinas, Valeria Fernández Hasan,  Julio Coronado y Carmen Dolz.

El cierre musical estará a cargo de Cristina Pérez.

Caso Sebastián Moro: Organismos de Derechos Humanos de Mendoza exigen investigación

28-12-20198 | Compartimos el documento firmado por los Organismos de Mendoza, que despide al compañero Sebastián Moro y alerta sobre su muerte en el marco del Golpe de Estado que azota a Bolivia.

Mendoza, 19 de diciembre de 2019

Los Organismos de Derechos Humanos de Mendoza abajo firmantes expresamos nuestro dolor y solidaridad con la familia del reconocido y querido periodista Sebastián Moro. Reclamamos a las autoridades pertinentes una investigación rigurosa acerca de su trágica muerte ocurrida en la Ciudad de la Paz, Bolivia.

Sebastián murió el pasado 16 de noviembre en el marco del Golpe de Estado que por estas horas azota a Bolivia, donde residía desde febrero de 2018.
El 9 de noviembre pasado envió su última nota al matutino Pagina 12 anunciando que el Golpe ya estaba en marcha. El 10 de noviembre fue internado producto de un “ACV”, cuyas causas son investigadas por abogados especializados en delitos de lesa humanidad y médicos forenses.
Durante los seis días que duró su agonía, su cuerpo dio señales de politraumatismos, policontusiones y lesiones internas y externas advertidas por testigxs y asentadas en la Historia Clínica que, a la luz de especialistas, no responden solo a un “ACV”.

Sabemos que entre el 8 y el 10 de noviembre se desató en Bolivia una furtiva cacería de periodistas, dirigentes sociales, funcionarios públicos y familiares de estos funcionarios por parte de hordas opositoras a los fines de concretar el derrocamiento del gobierno de Evo Morales. La intervención, la violencia y las amenazas a medios comunitarios, alternativos y públicos durante esos días fue sistemática, así como la agresión a periodistas.

Sebastián Moro vivió para hacer perdurar la Memoria de las víctimas de la injusticia. Su compromiso periodístico y militante fue plasmado en los blogs y páginas web oficiales del Colectivo Juicios Mendoza; de Edición UNCuyo (hoy Unidiversidad) y de Radio Nacional Mendoza. Realizó esta tarea desde 2010 hasta 2017 cubriendo testimonios y reconstruyendo historias surgidas de la voz de lxs sobrevivientes y testigxs que aportaron en cada juicio de lesa humanidad concretado en Mendoza hasta esa fecha.

Parte de sus valiosas crónicas e investigaciones fueron eliminadas de los dos últimos medios citados.

Sebastián también aportó a dar luz a las voces de familiares de víctimas de violencia institucional en la provincia desde 2014 hasta su partida de Argentina.

Decidió tomar nuevos rumbos luego de que la gestión macrista de Radio Nacional lo inhibiera de seguir realizando sus comprometidas labores periodísticas en defensa de los Derechos Humanos.

Así llegó al Estado Plurinacional de Bolivia donde inmediatamente se compenetró con la realidad política, principalmente de campesinxs e indígenas. Su entrega profesional y compromiso periodístico le depararon un importante cargo como “jefe editor” del semanario gráfico “Prensa Rural”, y como productor y conductor de diversos programas de Radio Comunidad, medios pertenecientes a la Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia (CSUTCB).

Desde La Paz continuó trabajando para La Quinta Pata, único medio que reconoció remunerativamente sus labores a partir del momento en que se fue del país. Asimismo fue un permanente colaborador de diversos medios comunitarios y alternativos de América Latina y Argentina.
A partir de las elecciones generales de Bolivia del 20 de octubre pasado, comenzó a colaborar con informes y crónicas diarias al diario Página 12 donde advertía el alarmante escenario golpista que se pergeñaba en Bolivia.

El caso de Sebastián Moro fue denunciado a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y la Relatoría de Libertad de Expresión de dicho organismo. La CIDH incluyó su muerte en un comunicado de prensa que incluía observaciones preliminares sobre las violaciones de derechos humanos en Bolivia en el apartado “Ataques a la Prensa”, con fecha de publicación el 11 de noviembre pasado. Por su parte, la Delegación Argentina en Solidaridad con el Pueblo Boliviano consideró en el punto 8 de su informe preliminar, referido a la “Restricción manifiesta de la libertad de prensa,” que el “caso del periodista argentino Sebastián Moro reviste especial gravedad”.

Exigimos investigación. Verdad, Memoria y Justicia.

Asociación de Familiares de Detenidxs Desaparecidxs por razones políticas Mza- Asociación de ex Presxs Políticxs Mza- Movimiento Ecuménico por los Derechos Humanos Regional Mza- Liga Argentina por los Derechos Humanos Mza.- H.I.J.O.S. Mendoza- Casa por la Memoria y Cultura Popular- Asamblea Permanente por los Derechos Humanos San Rafael – Colectivo Juicios Mendoza – Equipo de acompañamiento a Querellantes y Testigos de Juicios de Lesa Humanidad

¡Hasta la victoria siempre, Seba!

19-11-2019 | Desde el EPM exD2 despedimos con profunda tristeza a Sebastián Moro, periodista y querido compañero de militancias por los derechos humanos.

Foto: Natalia Brite (2014)

Sebastián puso palabras y sentidos en proyectos gráficos como Río de Palabras y la cobertura de audiencias en el Equipo Juicios Mendoza; producciones radiales como La Mirilla (Radio UTN); Todas las Voces y Despacito y por las Piedras (Radio Nacional). Trabajó también para el medio gráfico de la UNCuyo y actualmente en Bolivia -donde se radicó hace casi dos años- emprendió también trabajos comprometidos con los derechos sociales, vinculado a prensa y radio del sindicato de trabajadores rurales . En las últimas semanas comenzó a colaborar con el diario argentino Página 12 actualizando la situación que se vivía en el país andino y que derivó en un Golpe de Estado.

Mucho más puede decirse de Sebastián con el dolor de su partida, la certeza de sus ideales y el orgullo de haber sido parte de la historia presente de luchas por la justicia en Mendoza.

Elegimos rendirle homenaje a través de las palabras de la periodista Mariana Olguín, amiga y colega de Sebastián. Compartimos su nota “Despacito y por las piedras al País de la libertad” publicado en el portal Nuestra Memoria

Por Mariana Olguín

Un día después, con mucho dolor, bronca, angustia y lágrimas, intento encontrar palabras que te pinten como eras, Sebi querido. Quizás porque no encuentro respuestas a todos los por qué de tu injusta partida. Quiero recordarte siempre con cada una de las anécdotas vividas a tu lado, y algunas las quiero compartir con las mujeres, esas de fierro, que estuvieron con vos hasta el final. A tu mamá Raquel, tus hermanas Peny y Melody y tu adorada Sabina. A ellas mi enorme abrazo y admiración por tanta fortaleza. 

Fue hace muchos años cuando nos conocimos. Éramos peques, vos ya traías tu pluma bastante entrenada y tus ideales dispuestos a defender cualquier injusticia no sólo desde el periodismo. Junto a Peny y a Luciano empezamos “Despacito y por las piedras”. Les pibes eran provocadores, interpelaban a la policía, al ejército, a la iglesia, y toda institución que violara los derechos de cualquier persona. Sí, esas personas, las pobres, las víctimas, las que defendiste siempre; abrazaste a sus familias y lloraste con ellas. Así te recuerdo por siempre. Ese niño grande, testarudo, inquieto, porfiado, desordenado pero con un corazón enorme, sensible y compañero. A pesar que salíamos por Radio Nacional dos horas los días sábados, tenías la cabeza puesta ahí toda la semana. Llegabas con tus audios de audiencias, tu informe sobre juicios, con propuestas para llamar a grosos del periodismo. Fue así, siempre pensaste en grande. Luego de cada programa salíamos directo a tomar una cervecita y, si daba el presupuesto, una piadina, porque por más que tu hermana te retaba y aconsejaba siempre la comida estaba en segundo plano, y tu ropa cada vez más suelta a tu cuerpo era la demostración que no importaba nada más que estar detrás de la noticia, detrás de cada injusticia. Así llevaste ese proyecto con el compromiso que asumiste desde el primer día. Admirable.

Ahí te veo flaco caminando a pasos muy rápidos, con el morral en un hombro, tirando el primer pucho de la mañana, acomodándote la camisa. Estás llegando tarde por haber escrito o leído hasta largas horas de la noche y sabiendo que frenar la alarma del despertador sin levantarte ya es casi una rutina imperdonable. Llegas casi sin aliento porque sabes que ya empieza la audiencia, y cada una de ellas tiene un condimento fundamental para contar la historia completa. “¿Estoy muy despeinado?” me decías y tratabas de arreglar tu pelo, aunque para la ocasión mucho no importaba. Habíamos crecido, un poco más. “Amiga, vengo a los pedos, pero no sabés todo lo que tengo que contarte”, generabas intriga y sonreías mientras sacabas tu grabador y lo recibía el Pedrito luego de darte el abrazo del buen día. “Hola Seba, Sebita, Compañero” se escuchaba de la mayoría de las víctimas, ex presos y compañeres que hoy te lloran con angustia. Sacabas tu cuaderno y tu lapicera, que se caía reiteradas veces y generaba risas porque aún no despertabas del todo. “Soy un desastre” me decías. Cuando entraba el Tribunal a la sala empuñabas fuerte tu herramienta de escritor para no perder el registro de una sola palabra. Sufrías con cada testimonio de víctima, llorabas, me mirabas, hablábamos con la mirada por cada situación de bronca y, sólo a veces, te permitías una sonrisa en medio de tanto horror. El cuarto intermedio fundamental, el pucho y el café eran los momentos donde abrías todos los sentidos porque siempre había algún dato, alguna entrevista que pautar, alguna situación que fuera extraña para denunciar. Y sí, siempre la hubo. Recuerdo el día que terminó la primera audiencia del Megajuicio a los Jueces. Caminábamos junto a Graciela (con quien seguramente ya estarás a los abrazos) y vimos al Jefe del operativo de seguridad provincial tomando un café con uno de los represores imputados. En milésimas de segundos me sacaste la cámara y te paraste enfrente de los dos, tomaste una fotografía y luego corrimos por cuadras, casi sin aliento y con muchas risas y nervios, teníamos un trofeo en nuestras manos. Esa vez, como tantas, actuaste con valentía y coraje. Fue un escándalo que obligó al Tribunal Federal a cambiar la sala y quitarle a la policía provincial la seguridad de los juicios (otro tocaquedero de cojones para la cana). Así eras Sebi, y así serás siempre recordado por nosotres.

Tus crónicas, el resultado de tus largas horas de lectura de diversas causas, entrevistas y coberturas de audiencias, eran el recuerdo vivo de cada víctima. Todes las esperaban ansioses porque sabían que en cada pieza había un mimo al corazón, por muy cruel que fuera el relato. Allí estaba el Sebi con el profesionalismo, su pluma afinada y el amor necesario para describir todo el contexto. Así fueron tus crónicas en Unidiversidad, Radio Nacional y el Blog de los juicios, difundidas y compartidas infinitamente por todas las redes, y reproducidas por otros medios compañeros. 

Sin embargo, las bestias están y estuvieron siempre a la caza: todo el registro que hiciste para la Radio Pública fue desechado. 

El descarte de tus crónicas es un acto cruel y despiadado; una acción más para demostrar que fuiste ninguneado, censurado y maltratado por las bestias. Pero como siempre supiste seguir, con la frente en alto te fuiste para continuar la batalla en otro lugar.

“Tu lugar en el mundo” nos decías sobre la Bolivia de Evo, la Bolivia de la Pacha, ahí donde fuiste tan feliz, donde lograste encontrar nuevamente el amor y la adrenalina del periodismo y la militancia. Volvimos a escucharte en nuestra radio, tu radio. Volvimos a leerte y esta vez en Página 12. Que orgullo amigo, porque el pibe ya era inalcanzable. Pero las bestias también llegaron y te destrozaron el corazón. Entonces volaste para ser libre. Como dice Gieco: te buscaremos y te encontraremos en el País de la Libertad. 

Fuimos amigos, muy amigos, estuvimos en las buenas y en las pálidas siempre. “Me va a matar la melo, tengo que ir a ver a la Sabi, hace como dos semanas que no la veo” decía por su sobrina y le brillaban los ojos, la amaba profundamente. Su madre, Raquel allí estaba siempre, cuando vivías en Mendoza te llevaba comida -la gran preocupación de todes- porque por escribir apenas te acordabas de respirar. La Peny, esa leona, te defendía de cualquier ataque y estaba ahí para curarte siempre las heridas. Y la Melo era casi tu segunda mamá, respetabas sus consejos, y mucho. Los cafés, los bares, y “Rumbo Perdido” cómo olvidarlo, porque también nos permitimos bailar y reír a carcajadas. Peleas las tuvimos y muchas, porque dos taurines difícil es que no crucen los cachos en algún momento. Pero el abrazo siempre nos encontraba al final.

Te quiero hasta el infinito amigo, compañero, hermano. Fuiste un grande. Sos un grande. Te veo junto a Walsh, Urondo, el negro Ábalo (que está recién llegado como vos) y tantes otres grandes narrando las historias de ese lugar. Te veo abrazándote con les 30 milte veo con Seba Bordón, Lucas Carrazco, con su mamá la Vivi Espina, con la Alicia y todas las víctimas por la que diste la vida. 

Te veo por supuesto, con el Che, con Fidel, con Chávez, con Néstor, con Perón y con Evita.

Te veo, por fin, otra vez con tu viejo.

Nosotres acá vamos a levantar tus banderas: la de la justicia y la igualdad, la de la pacha, la de la Patria Latinoamericana hasta el final de nuestros días.

¡HLVS Sebi! ¡Sebastián Moro Presente. Ahora y siempre!