Baldosas por la memoria: militancias del Sur provincial

10-05-2025 | El EPM colocó en su explanada nuevas baldosas, esta vez en homenaje a militantes revolucionarios de San Rafael y General Alvear. Fue la décimo séptima instalación.

La planificación de la jornada se realizó de manera conjunta entre la Comsión de puesta en valor del EPM, que tiene a cargo el proyecto de Baldosas por la memoria, y militantes de derechos humanos del Sur provincial: José Guillermo Berón, Roberto Simón Ozorio, Héctor Aldo Fagetti, José Nicanor Ortenberg, Sabino Rosales, Carlos Jakowczyk y José Valeriano Quiroga.

Además de las siete personas militantes y/u oriundas del Sur, se colocó la baldosa de la pareja de uno de ellos, que era del Gran Mendoza y etsaba embarazada. Familiares de ella, María Inés Correa Llano, viajaron desde Buenos Aires especialmente para estar presentes. Correa Llano fue guía scout y, en memoria de esa participación, estuvieron en el acto integrantes de Scouts de Argentina.

Para la colocación, llegaron desde Alvear y San Rafael familiares de las personas homenajeadas, sus compañeros y compañeras de militancias setentistas, integrantes de organismos de derechos humanos, estudiantes, docentes, militantes de la Juvntud Peronista (JP) y el titular de la Dirección de comunidad, familia y derechos humanos de la Municipalidad de San Rafael.

Los perfiles

Aldo Fagetti

Aldo nació el 14 de mayo de 1950 en Bowen, General Alvear. De ascendencia italiana, fue el menor de cuatro hijos. La familia se dedicaba a tareas rurales Aldo creció rodeado de la inmigración europea, ideas críticas y anarquistas. Le gustaba leer y jugar al fútbol. En 1966 se fue a Córdoba a estudiar Ingeniería. Vivii en una pensión del barrio Jardín, en la capital, junto a diez estudiantes de otras provincias.

Durante la dictadura de Onganía, participó en asambleas obrero-estudiantiles y reuniones políticas, se sumó al peronismo como herramienta para la justicia social y cambios profundos de la mano de la clase obrera.

En 1968 el padre de Aldo enfermó. Él regresó a Mendoza y, luego de que falleció, continuó sus estudios en Córdoba. Conoció al abogado laboralista Héctor Rosendo Chaves, también de General Alvear, y fundaron la Juventud Peronista (JP) local. En su casa de Rosendo conoció a Marta Sosa. Se casaron: él, con ropa prestada que le quedaba chica; ella, con un poncho. En 1971 se fueron a San Rafael, estudiaba, militaba y con Marta hacían tareas de alfabetización. Aldo era reflexivo, cariñoso y moderador. Ahondaba más allá de las palabras, buscando el trasfondo político. Para él todo tenía que repartirse por partes iguales, poco o mucho, todo el mundo tenía que comer. En 1973 conocieron a la abogada laboralista Susana Sanz, con quien formaron la JP de San Rafael y llegó a la gobernación Alberto Martínez Baca, ala camporista del peronismo. Aldo trabajaba en la Dirección de Rentas y abrieron, con Marta, un pequeño negocio de venta de empanadas. El 17 de octubre de 1974 nació Javier, único hijo de la pareja.

En 1975, el Batallón de Inteligencia 601 puso un agente civil de apellido Montesinos en el mismo escritorio que Aldo. El 25 de febrero de 1976, salió a la siesta del trabajo con destino a su negocio, cuando un operativo con unos ochenta militares y desproporcionada violencia lo detuvo e incomunicó en dependencias del Ejército Argentino. El 9 de marzo, Marta fue a ver a Aldo y llevó a Javier. Los carceleros llevaron solo al niño a la celda donde estaba su padre. Aldo le improvisó un juguete con un palo, un clavo y una chapita. El 10 de marzo de 1976, Aldo fue ejecutado. Su cuerpo jamás apareció.

Aldo tenía 25 años.

Roberto Ozorio

Roberto nació el 9 de mayo de 1950 en San Rafael. Allí creció y conoció a su pareja, Josefina Margarita González, con quien luego se casó.

Fue detenido junto a su esposa, el 25 de marzo de 1976, a la 1 de la madrugada. Una patota de militares y policías al mando de Luis Faustino Suárez entró a la casa del suegro de Roberto, ubicada en Bolívar y Beltrán, y se lo llevaron junto con Josefina. Roberto era militante del peronismo de izquierda y trabajaba como responsable de la farmacia del líder Alberto Martínez Baca, dirigente del Partido Auténtico que fue gobernador camporista en 1973.

Josefina fue presa política. Roberto fue visto con vida por última vez en el centro clandestino de detención que funcionó en el cuerpo de Infantería de la policía. De allí lo trasladaron a la sede del Poder Judicial provincial, centro clandestino conocido como La Departamental. Le fraguaron una disposición de liberación, pero fue desaparecido.

Roberto tenía 25 años.

José Valeriano Quiroga

José nació el 19 de marzo de 1953 en Bowen, localidad del departamento de General Alvear, Mendoza. Le decían “Negro”. Trabajó en Bodegas Furlotti. Su pareja de vida y militancia en el Peronismo de Base (PB) era Graciela Perla Jatib Villar Martínez, socióloga. Desde 1974 sufrían la persecución de los aparatos de inteligencia de la Policía de la Provincia de Buenos Aires y de la fuerza naval. Cuando secuestraron y desaparecieron a la pareja, ella estaba embarazada de dos o tres meses. Ocurrió el 28 de junio de 1976, en Av. Belgrano al 800, frente a Hospital Fiorito, de Avellaneda. Se supo que estuvieron en el centro clandestino de detención El Vesubio. Dieron cuenta de esto María Elida Serra Villar y Ariel Adhemar Rodríguez Celin, sobrevivientes del CCD. También pasaron por la comisaría de Monte Grande. José tenía 23 años.

José Nicanor Ortenberg

José nació el 12 de octubre de 1949 en la Ciudad de Mendoza. Le decían «Gordo». Era maestro mayor de obra y militante de la Juventud Peronista.

Su madre, Estefanía Acuña, contó que el 5 de abril de 1976, su hijo fue a colaborar en la construcción de un colegio en El Sosneado, San Rafael. Viajó desde Mendoza en una camioneta Ford.

En la madrugada del 6 de abril de 1976, policías armados lo secuestraron de la sede de la Dirección de Construcciones del gobierno provincial, donde se estaba quedando, ubicada en la calle Olascoaga. Estefanía fue a San Rafael al día siguiente y vio la camioneta de su hijo conducida por un hombre que aseguró que la usaba para llevarle comida a José que estaba en La Departamental. Allí un sargento le dijo que saldría pronto.

Efectivamente, José estuvo detenido en el centro clandestino de detención llamado La Departamental, que funcionó en el edificio del Poder Judicial de Mendoza en San Rafael. Allí compartió cautiverio con Isidro Calívar, Alfredo Porras, Francisco Tripiana, Hugo Adelmo Riera y Esther Dauverné, entre otras personas.

El último registro que hay de él, es que la policía fraguó su liberación: se registró que esa noche a las 00:20 había recuperado la libertad desde La Departamental y fue exhibido por militares a su hermano. Además, un policía dijo que se había ido con una mujer después de ser liberado. Esta fue una simulación para ocultar su asesinato y sustraer su cuerpo, porque continúa desaparecido.

José tenía 26 años.

José Berón

José nació el 8 de junio de 1956 en la Ciudad de San Juan. De familia muy numerosa, creció y vivió en San Rafael. Estaba casado y tenía un hijo, también llamado José. Trabajaba en fincas —particularmente manejando el tractor— y también en una fábrica de pastas.

El terrorismo de Estado fue implacable con la familia Berón: en febrero de 1976, detuvieron ilegalmente a sus tres hermanos: Luis Abelardo, Juan Carlos y Jorge Valentín, este último de 17 años. “Los cuatro militábamos en la Juventud Peronista. El más chico iba de vez en cuando. La militancia consistía en concientizar a la juventud, se hacía teatro en los barrios representando lo mal que hace el capitalismo”, recuerda Juan Carlos.

José Guillermo, también conocido como “Pepe”, fue detenido junto a Daniel Navarro, el 28 de agosto de 1976, en una fiesta de cumpleaños, en una casa que estaba en las calles Comodoro Py y Paula Albarracín. Lo llevaron a la Comisaría 8 de la policía. El 30 de agosto lo trasladaron al centro clandestino de detención que funcionaba en la sede de Infantería de la policía. Luego, al centro clandestino La Departamental, en la sede del Poder Judicial. Su padre le llevó comida hasta que el 8 de octubre le informaron que José Guillermo había sido trasladado en un camión al comando. Junto a su hija, Matilde, el hombre se dirigió al comando militar ubicado en las calles Castelli y Urquiza, donde les dijeron que en dos horas sería puesto en libertad, pero no tuvieron más noticias de él.

José tenía 20 años.

Carlos Jakowczcyk

Carlos nació el 15 de febrero de 1944 en la ciudad de La Plata. Descendiente de inmigrantes de Bielorrusia, la familia se radicó en 1949 en Bowen, departamento de General Alvear, donde pasó su infancia. Tuvo una crianza bajo principios cristianos y cursó la primaria en la escuela Pedro Pascual Segura. Muy joven regresó a Buenos Aires y se casó con Marta Basualdo, con quien tuvo dos hijos.

En 1974 o 1975 decidió radicarse en Mendoza donde desempeñaba su oficio de plomero y electricista. Trabajó para la empresa Dalvian y otras constructoras. Por esa época debió internarse en el Hospital Central para ser sometido a una operación de la válvula mitral, circunstancia en la que conoció a María Inés Correa Llano, instrumentista en ese policlínico. De allí se gestó una relación amorosa entre ambos. “Se los veía muy acaramelados, siempre”, recordó una de sus sobrinas. Formaron pareja y se albergaron en la vivienda de los caseros de una de propiedad de la abuela de María Inés, en La Puntilla, Luján de Cuyo.

La pareja participaba de tareas sociales  con el cura jesuita tercermundista José María “Macuca” Llorens, en el barrio San Martín, de la Ciudad de Mendoza. Ella hacía manualidades en tejido y bordado; él se dedicaba a actividades deportivas. Además, eran militantes del Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT).

Carlos era un hombre campechano, jovial y ocurrente; muy bien parecido y seductor. Era un gran imitador de Johnny Tedesco. También disfrutaba del deporte y las competencias: según su hermana Ana, era “campeón de carrera de embolsados”.

El 16 de septiembre de 1976, cuando María Inés cursaba el séptimo mes de embarazo, la pareja fue secuestrada de su vivienda en La Puntilla, en el marco del Operativo Antijesuita. Según vecinos, los llevaron envueltos en sábanas y, desde ese momento, no se supo nada más de Carlos, de María Inés ni del niño o niña.

Carlos tenía 32 años.

María Inés Correa Llano

María Inés nació el 23 de septiembre de 1947 en la Ciudad de Mendoza. Perteneciente a una familia tradicional de conocidos abogados, asistió al colegio Sagrado Corazón. Participaba también de un grupo de girls scouts.

Su amiga Elisa Villalba relata en el libro Hacerse cargo que se conocieron de pequeñas: “Ella venía con su familia a veranear a La Puntilla y nos juntábamos siempre a jugar,  aprendí a andar en su bicicleta; que era la única que había en la zona. Era una persona sumamente inquieta, movediza, como buena petisa”.

María Inés era bajita, de boca pequeña, ojos redondos, chiquitos y vivaces. Al promediar la secundaria empezó a preocuparse por la realidad social y eso resintió la relación con su familia, era como una “oveja descarriada”.

María Inés estudió para instrumentista quirúrgica en la Universidad Nacional de Cuyo, trabajaba en el Hospital Central y era docente en la Facultad de Ciencias Médicas. Oscar Rojas recuerda: “Inesita era de familia patricia. Un encanto de mujer y profesionalmente impecable. Me ayudó en cirugías del Hospital Central, en el Servicio de Cardiocirugía del cuarto piso y en Cirugía Experimental de la Facultad”.

María Inés participaba del grupo de activistas vinculados al cura tercermundista y jesuita José María “Macuca” Llorens, en el barrio San Martín, de la Ciudad de Mendoza. Además, militaba en el Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT). Compartió ambos espacios con su compañero, Carlos Jakowczyk, quien enseñaba deporte. Se conocieron cuando él estuvo internado en el Hospital Central y ella trabajaba allí. Se casaron y vivieron en la vieja casona familiar de La Puntilla, en Luján de Cuyo, en un construcción asignada a caseros.

El 16 de setiembre de 1976, en horas de la madrugada, secuestraron de su casa a María Inés, embarazada de siete u ocho meses, y a su esposo. Testigos afirman que los sacaron envueltos en sábanas. No se supo más de María Inés, de Carlos ni del bebé en camino.

María Inés tenía 28 años.

Sabino Rosales

Sabino nació el 5 de diciembre de 1949, en Junín, en el Este de Mendoza. Era uno de los cinco hermanos de una humilde familia de obrera rural que se instaló allá por los años 50 en la localidad de Bowen, General Alvear. Habían trabajado en Rivadavia como contratistas de viña y soñaban con que este traslado al sur les diera la posibilidad de adquirir su propia tierra. Pero la muerte prematura de María —su madre—, las complicaciones económicas derivadas de ser pequeños productores, la mala paga que recibían por las cosechas y las inclemencias del tiempo empujaron a los hermanos a trabajar como empleados fuera del campo.

Sabino estudió en la Escuela Nacional de Comercio de Bowen. Luego vivió en el Gran Mendoza, donde trabajó en el banco provincial. Trabajó desde temprana edad y siempre fue muy buen estudiante. Su hermano Fermín comenta que “Sabino era el que tenía más aptitudes para estudiar, por eso nosotros trabajábamos; él llegó a hacer dos años en uno y, además, tuvo una beca”.

Fue estudiante de ingeniería en la Universidad Tecnológica Nacional —cursó hasta quinto año—, militante estudiantil y de Montoneros.

Le decían “Lito” y también “Pantera Rosa”. Sus familiares señalan que organizaba e instruía grupos y tenía una gran actividad militante. Asimismo, aún recuerdan cuando lo acompañaban a las asambleas de la facultad, los cánticos y el compromiso que asumían por ese entonces las y los estudiantes.

Durante la dictadura militar, en dos oportunidades logró evitar que lo secuestraran. Vivió con su compañero Ricardo Alberto González, en un departamento ubicado en la calle Francisco Álvarez, en el barrio Bancario de Dorrego, Guaymallén. Fue asesinado el 17 de enero de 1977, cuando intentaba escapar de un operativo. Corrió y lo acribillaron por la espalda, en la puerta de su casa. Fue enterrado clandestinamente en el cuadro 33 del Cementerio de Mendoza. En mayo 2011 sus restos, identificados por el Equipo Argentino de Antropología Forense, fueron devueltos a su familia.

Sabino tenía 27 años.