27-11-2017 | Dos libros del escritor rosarino y ex preso político Miguel Ángel Mori se presentaron en el Espacio para la Memoria y los Derechos Humanos exD2. Se trata de las obras “Las rondas y los sueños” y “El comisario Pereyra”, cuyas referencias estuvieron a cargo de Alejandra Ciriza y Ulises Naranjo, respectivamente.
Con motivo de la visita, y antes de comenzar la actividad, sobrevivientes de centro clandestino de detención torturas y exterminio (CCCTyE) “Departamento 2 de Informaciones” (D2) de la Policía, que funcionaba en el Palacio Policial contaron su experiencia mientras guiaban a los y las presentes por los calabozos donde estuvieron alojados/as. “Una misma estética”, reconoció irónicamente Mori, recordando sus años en el Penal de Rawson.
Las sillas se dispusieron ocupando el espacioso hall de entrada del edificio que, con el esfuerzo cotidiano de compañeros y compañeras, se va recuperando para la memoria colectiva. Sin micrófono, con la cercanía de las experiencias compartidas, miembros del Espacio para la Memoria y los Derechos Humanos exD2 (EPM exD2) presentaron a los/as invitados/as.
Alejandra Ciriza, Doctora en Filosofía y militante de los Organismos de Derechos Humanos, compartió sus reflexiones sobre Las rondas y los sueños: cárcel, guerrilla y vida cotidiana, novela testimonial en la que el autor narra episodios de su experiencia militante y sus largos años de prisión en Rawson.
Entre otros aspectos, Ciriza rescató la centralidad que tiene el tiempo en la obra, que se presenta circular. Y relacionó la experiencia del terrorismo de Estado en nuestro país con las palabras del filósofo italiano Giorgio Agamben, para quien Auschwitz “nunca deja de ocurrir”. Más adelante, y sobre este aspecto, el propio Miguel Ángel Mori diría: “En todos los libros posteriores trato de desligarme de esta historia, pero no lo logro (…) aparecen metamorfoseados los mismos temas”. Circulares, también, eran las rondas en los patios de las prisiones a lo largo de las cuales se celebraban largas charlas entre compañeros.
Luego se refirió a las distintas formas y matices que tiene el testimonio, siendo la ficción una expresión particular e interesante que habilita otras aristas de la experiencia. Además, explicó que existen grandes diferencias entre los testimonios de varones y mujeres víctimas del aparato represivo, desde cómo opera la memoria hasta el hecho mismo de que el “castigo” se haya sexualizado. Sin embargo, Las rondas, que es el testimonio subjetivo de Miguel, es a la vez colectivo.
Ulises Naranjo, por su parte, comenzó su presentación reflexionando sobre el D2. El periodista y escritor, que no había recorrido antes el ex CCDTyE, mencionó el impacto que le generó pensar que siendo niño le tocó tramitar la cédula a escasos metros de los calabozos donde, en ese mismo momento, algunos de los presentes habían estado detenidos.
En primer lugar, reconoció que El comisario Pereyra, novela corta o nouvelle según su definición, tiene una virtud: “se lee de un tirón”. Destacó los juegos de géneros y el giro sorpresivo que va del realismo a la ciencia ficción. Pereyra, único personaje que evoluciona, que se muestra en profundidad, puede ser retratado de esa forma porque Mori, según Naranjo, está “legitimado por la experiencia: si alguien ajeno a los hechos de la década del `70 hubiera escrito el libro, habría sido leído, como mínimo, como irreverente”. Mori se defendió: “siempre fui rebelde, hoy me rebelo en la literatura, contra los géneros, contra lo que se espera”.
Ya hacia el final, miembros del público celebraron “estar hablando” en ese espacio donde la voz estuvo tanto tiempo prohibida. La actividad cerró con un ágape para compartir entre los y las asistentes.