29-12-2024 | Reivindicó, además, haber criado a la nieta 127, pero en realidad la apropió y fue condenado en un juicio por delitos de lesa humanidad. Esa sentencia se sumó a otras cuatro por las que había recibido prisión perpetua y 20 años de prisión. Nos manifestamos.
Repudiamos la actitud prepotente de Armando Osvaldo Fernández —expolicía condenado en cinco juicios por delitos de lesa humanidad— contra víctimas del terrorismo de Estado, familiares y militantes de derechos humanos.
Está en curso el 13.° juicio de Mendoza por delitos de lesa humanidad. Investiga crímenes cometidos por el aparato del D2 de la Policía de Mendoza. Durante la última audiencia del año, el viernes 27 de diciembre, se conoció que Abuelas de Plaza de Mayo restituyó la identidad del nieto 138.
Al finalizar la declaración testimonial del día, familiares de personas detenidas desaparecidas por razones políticas, corearon la noticia en la sala de audiencias. En respuesta, el imputado Armando Osvaldo Fernández —quien ya tiene cinco condenas en juicios anteriores, tres de ellas a prisión perpetua—, gritó “viva la 127, la 127”, en referencia a la nieta restituida que él mismo apropió, y cuya identidad se conoció en 2017.
Luego, ya afuera de Tribunales Federales, Fernández estaba en una esquina apoyado en un gabinete de electricidad. El represor tiene asignada prisión domiciliaria por razones de salud, pero se moviliza por sus propios medios cuando asiste presencialmente a las audiencias.
En esa situación, víctimas y familiares se encontraron con él y reiteró la provocación. El grupo de militantes de derechos humanos comunicó a viva voz a la ciudadanía quién es el represor y los delitos por los que tiene condenas y está imputado. Él respondió con la violencia verbal que puede observarse en los videos que circulan. Un dato a destacar es la reivindicación que hizo de la apropiación de la nieta 127, al decir “viva la 127, yo la crie, yo la crie”. También amenazó con “cagar a trompadas” a familiares: “Agradezcan que estoy en cana”, intimidó.
De inmediato pusimos en conocimiento a la fiscalía, que se acercó al lugar con el secretario del tribunal, y se cercioraron de que Fernández se fuese a su casa a la brevedad.
La oficina fiscal pidió, a través de un escrito, que el tribunal disponga las medidas necesarias para evitar esta situación, en función de la normativa vigente de protección de víctimas testigo (ley 27372). Reiteró el pedido de mayor control de llegada y partida de represores con domiciliaria, disponiendo la guardia para ello. Y, en el caso del apropiador Fernández, pidió que sus traslados lo realice la fuerza pública, en función de que ya habían ocurrido hechos similares meses atrás, cuando se disponía a “tomar un cafecito” en la cercanía de Tribunales Federales, tras una audiencia.
Agradecemos las expresiones de solidaridad por el agravio vivido y también las de rechazo a las envalentonadas amenazas proferidas por el represor. Hay un contexto de apoyo a los represores y sus acciones —tanto pasadas como presentes— por parte de discursos oficiales, que da lugar a esta situación.
Cuando nos proponemos dar pelea contra el negacionismo y los discursos de odio es porque los entendemos sistémicos y funcionales a toda una cosmovisión que no solo reniega de consensos democráticos y posdictatoriales alcanzados, sino que propone una forma de relaciones sociales basadas en la violencia y la negación de derechos que afecta a la cotidianeidad de la sociedad. El ataque no es aislado: en el mismo momento está siendo destruida la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación.
Nunca más es ahora.
Memoria, verdad y justicia por lxs 30000 detenidxs desaparecidxs y por las y los 300 niñxs apropiadxs que aún nos resta encontrar.
Más información sobre la historia del D2.