Portada Habitar la memoria

23-09-2025 | A medio siglo del terrorismo de Estado y una década después de su creación, el Espacio para la Memoria y los Derechos Humanos ex-D2 continúa transformando un lugar de horror en territorio de reflexión, justicia y construcción colectiva de la memoria.

Habitar la memoria es un ejercicio político y sensible que requiere tiempo, compromiso y comunidad. En Mendoza, ese proceso tiene un sitio emblemático: el Espacio para la Memoria y los Derechos Humanos ex-D2, que este año cumple diez años desde su creación como espacio público.

Durante la última dictadura, el país fue escenario de un plan criminal sistemático y organizado que necesitó de una infraestructura represiva. Para ejecutarlo, la dictadura puso en funcionamiento alrededor de ochocientos centros clandestinos de detención, tortura y exterminio, distribuidos en todo el territorio nacional. Eran lugares destinados al cautiverio ilegal de personas perseguidas y secuestradas por razones políticas. Algunos fueron diseñados específicamente para ese fin; otros fueron adaptados para alojar el horror.

En Mendoza funcionaron cerca de cuarenta centros clandestinos. El más grande fue el D2, una dependencia de inteligencia policial que operó en distintos edificios hasta concentrar su actividad, en 1974, en el recientemente inaugurado Palacio Policial, ubicado en pleno centro cívico de la ciudad. Detrás de las paredes de esa sede funcionaban oficinas, pero también calabozos. Desde 1975, esos espacios se utilizaron para detener ilegalmente a militantes, dirigentes gremiales, estudiantes y trabajadoras y trabajadores perseguidos por su compromiso político y social.

Los agentes del D2 cumplieron una doble tarea: reunir, organizar y analizar información sobre personas y organizaciones, y —al mismo tiempo— conformar grupos de tareas encargados de los allanamientos, secuestros, desapariciones y asesinatos. Era una oficina de inteligencia, pero también una patota de secuestro.

Con la llegada de la democracia, fueron las víctimas sobrevivientes quienes señalaron y reconstruyeron el rol del D2 dentro del circuito represivo de Mendoza. A partir de 2003, las políticas de memoria, verdad y justicia impulsadas a nivel nacional —como la anulación de las leyes de impunidad y la reapertura de los juicios a los responsables del terrorismo de Estado— abrieron nuevos caminos. En 2006, los organismos de derechos humanos de Mendoza comenzaron el pedido formal para que el edificio del D2 se convirtiera en un espacio de memoria.

En 2013, el frente del edificio fue señalizado con los pilares que sostienen la lucha por los derechos humanos: Memoria, Verdad y Justicia. La leyenda “Aquí funcionó el centro clandestino (…) D2” marcó simbólicamente el inicio de una nueva etapa. Un año después, un decreto provincial dispuso la creación del Espacio para la Memoria y, el 12 de septiembre de 2015, el gobierno provincial entregó parcialmente el inmueble a los organismos de derechos humanos. Desde entonces, comenzó un largo proceso de refuncionalización: de ex centro clandestino a sitio de memoria activo.

Hoy, el Espacio para la Memoria y los Derechos Humanos ex-D2 alberga distintas comisiones de trabajo, el archivo de documentación de la represión, la biblioteca de libros recuperados y una biblioteca digital dedicada al estudio y la difusión del pasado reciente. Sus integrantes realizan recorridos guiados, cursos de formación docente, presentaciones de libros, charlas abiertas y actividades artísticas que buscan mantener viva la memoria colectiva.

A diez años de su creación, el EPM ex-D2 sigue siendo un lugar donde el pasado reciente se piensa en presente y se proyecta hacia el futuro. Un sitio donde la memoria se habita, se discute y se construye día a día como una herramienta indispensable para garantizar el Nunca Más.